Por qué incorporar la espirulina a nuestra dieta
La espirulina, es un alga verdeazulada que contiene una combinación de gran cantidad de nutrientes, de ahí que se le conozca como un superalimento que sana nutriendo el cuerpo.
Contiene una combinación de ácidos grasos insaturados, polisacáridos, aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales, enzimas y pigmentos que aportan nutrientes a nuestro organismo, protegiendo nuestra salud y estimulando el sistema inmunitario.
La espirulina está compuesta también por un amplio abanico de antioxidantes a los que debe una parte importante de dichas propiedades beneficiosas para la salud.
Como sabemos, los radicales libres son moléculas muy inestables que se producen en el cuerpo y reaccionan con las células de los distintos órganos provocando lesiones que a largo plazo pueden originar enfermedades. Es inevitable generar radicales libres, ya que nuestro organismo mismo, al metabolizar, produce desechos, pero su cantidad se ve incrementada por factores externos como; el estrés, una dieta poco saludable, contaminación, medicamentos, tabaco, alcohol, etc. Para evitar daños a las células el organismo necesita desactivar los radicales por medio de compuestos antioxidantes. En este sentido, la espirulina es un estupendo complemento alimenticio para lidiar contra los radicales libres.
Para hacer frente a algunas dolencias podremos notar una notable mejoría solo unas semanas después de consumirla con regularidad , pero, para mantener los efectos y evitar la reaparición de los síntomas conviene seguir tomándola. Como se trata de un alimento y no de un fármaco, su uso continuado no tiene efectos secundarios.
La espirulina resulta también muy beneficiosa para prevenir el cáncer. Los nutrientes que mejor nos protegen contra esta enfermedad son los antioxidantes, gracias a su capacidad para dejar inactivos los radicales libres (responsables de la oxidación de las células y de la aparición de numerosos procesos tumorales y cancerígenos).
Contiene grandes cantidades de antioxidantes como el betacaroteno y otros carotenoides, vitamina E, selenio, ficocianina, clorofila o superóxido dismutasa. Es el alimento con mayor cantidad de betacarotenos, diez veces por encima de la zanahoria.
El pigmento azul que da color a la espirulina o ficocianina, también tiene propiedades anticancerígenas. Además, parece contener unos polisacáridos que logran estimular la reparación del ADN dañado de las células, una de las principales causas de aparición de esta enfermedad.
Su alto contenido en fibra ayuda a regular el tránsito intestinal y a limpiar los residuos atascados en el colon.
La espirulina es un alimento que ayuda a reducir los niveles de colesterol demasiado elevados. Una investigación llevada a cabo en Japón mostró que con tan sólo 4g de espirulina diarios se pueden reducir sustancialmente los niveles de colesterol en la sangre.
Para los diabéticos también es un complemento ideal, ya que su consumo regular produce una reducción del nivel de azúcar en sangre, además de elevar el colesterol “bueno” o DHL y bajar el “malo” o LDL y los triglicéridos, cuyos valores en los diabéticos suelen ser más altos.
Qué ocurre cuando nuestro sistema inmune enloquece: trastorno autoinmune
Podríamos decir, que el sistema inmunológico es el “ejercito” que defiende y protege nuestro cuerpo de los invasores, durante las 24 horas del día.
En las enfermedades auto inmunológicas, nuestro ejército de repente se vuelve contra nosotros mismos. Es decir, el equipo que forma nuestro sistema de defensas, en un determinado momento podría, por decirlo de alguna manera “enloquecer” y en vez mantenernos saludables, defendiendo a cada instante a nuestro cuerpo de la invasión constante de microbios, bacterias, virus, hongos, toxinas y todos los agentes patógenos que penetran a nuestro organismo (a través de la piel, la respiración y alimentos o bebidas), inicia un proceso autodestructivo que origina condiciones y dolencias que afectan gravemente a nuestro cuerpo y que surgen como consecuencia de un autoataque.
Cualquier enfermedad autoinmune se caracteriza por el hecho de que el cuerpo comienza a atacarse a sí mismo como consecuencia de una predisposición genética que se activa por la acción de algún virus determinado, una bacteria, un medicamento, o, quizás, el estrés excesivo.
Cuando un micro-organismo invade el cuerpo, el sistema inmunológico inmediatamente responde a su presencia, ya sea un virus, una bacteria, etc., y produce los anticuerpos y linfocitos sensibilizados (glóbulos blancos específicos) que reconocerán al agente invasor y lo destruirán. Este es el proceso inmunológico normal.
Sin embargo, cuando existe un trastorno auto inmunológico, el sistema inmunológico actúa erráticamente. Entonces, esta reacción inmunológica inexplicablemente se produce en contra de las células y tejidos del propio cuerpo, provocando una variedad de desajustes y, por consiguiente, enfermedades.
Los procesos que causan las enfermedades que son debidas a los trastornos auto inmunológicos reciben el nombre de reacciones de hipersensibilidad, y existe una gran variedad de ellas.
Merece la pena mencionar, que estas reacciones de hipersensibilidad también se producen en el caso de las alergias, sólo que en estos casos, la respuesta inmunológica del organismo es a sustancias o elementos externos al cuerpo, mientras que en los trastornos auto inmunológicos la respuesta es a elementos del interior del cuerpo.
A pesar de esta importante diferenciación, las personas que sufren de alergias son algo más susceptibles a desarrollar los trastornos autoinmunes. Y, es que, cuando desarrollamos una reacción alérgica, la misma es causada por una respuesta equivocada del sistema de defensa, que actúa de forma exagerada para destruir el agente extraño que considera que debe neutralizar para mantenernos saludables.
Así pues, para evitar males mayores, es conveniente, llevar siempre un buen tratamiento y revisar el estado de nuestras alergias y, por supuesto, la evitación, a ser posible, de los agentes causantes de la misma.
Pero, ¿qué causa un trastorno autoinmune?
Lo normal, es que nuestros linfocitos sean reprimidos por el organismo para incapacitar su ataque cuando no hay elementos externos que requieran ser eliminados. Sin embargo, cuando hay un problema de autoinmunidad se produce algún tipo de interrupción en los sistemas de control por parte del organismo, permitiendo que los linfocitos dejen de estar reprimidos y reaccionen cuando no deben.
También, puede ocurrir que se produzca algún tipo de alteración en algún tejido del cuerpo humano, de manera que sus células no son reconocidas como elementos internos y, por tanto, son atacadas.
El mecanismo que causa estos trastornos en el sistema inmune, aún es materia de incesante investigación, aunque sí se sabe que tanto virus, como bacterias, e inclusive, los medicamentos que la persona pueda estar tomando, desempeñan un papel importante en la activación del proceso auto inmunológico en aquellas personas con cierta predisposición genética a que se presente dicha condición.
La importante función del Chakra corazón
El cuarto chakra, «chakra corazón», está ubicado en el centro del pecho, entre la 4ª y la 5ª vertebra de la columna. Está muy relacionado con la forma en que nos nutrimos y alimentamos energéticamente a los demás.
Rige los pulmones, el corazón y el timo -la glándula que estimula el sistema inmune, regula el crecimiento y controla el sistema linfático-. También regula la respiración a todos los niveles del cuerpo. Los hombros, clavículas y manos están relacionadas con este centro energético.
Es conocido como chakra corazón por varias razones. Va unido a la función respiratoria y cardiaca de este órgano. Está relacionado con la esencia del ser humano, el amor. Pero, principalmente, se le llama corazón, por ser el centro del sistema de chakras, ya que el vórtice es el punto de unión entre los 3 chakras relacionados con el mundo material y los 3 conectados al espíritu, por esta razón algunos también le conocen como chakra del tránsito. Entre sus funciones, se encuentra la de traducir los mensajes del espíritu a la tierra y los de la tierra al espíritu, es decir, de arriba abajo y de abajo hacia arriba.
Desde la vertiente física, las funciones del corazón son esenciales, sin ellas no podríamos vivir. Necesitamos de sus latidos para no morir, lo mismo ocurre con la respiración.
Desde la vertiente más emocional, nuestro alimento y nuestro motor es el amor, porque cada experiencia vital, nos empuja a hallar en el amor la única salida. Lamentablemente no nacemos con esa experiencia, sino que a lo largo de nuestra evolución, vamos creciendo y dominando a diferentes niveles el “arte de amar”.
Cuando nacemos, a pesar de ser puro amor, somos diamantes en bruto que necesitan ser pulidos a través de la experiencia, para aprender valores muchas veces a través del sufrimiento y la injusticia.
El color del chakra corazón es el verde, el color de la naturaleza y simboliza la capacidad sanadora y transformadora de la tierra, la misma que envejece y perece en invierno para resurgir y brotar de nuevo en la primavera, transmitiendo alegría y vida. De igual forma, el sufrimiento o el dolor se cura a través del amor, la compasión y el perdón.
Su elemento es el aire, por ser este fundamental para vivir. La respiración es tan esencial que la llevamos a cabo sin darnos cuenta, de forma automática. Está estrechamente relacionada con el sentir, con el corazón. La ansiedad, el cansancio, el miedo o la sorpresa, modifican nuestra forma de respirar.
De ahí, la importancia de aprender a respirar correctamente. Cuando la respiración es profunda, rítmica y consciente, se restablece el orden de nuestro ser interno. Por eso es recomendable, dedicar un tiempo cada día para meditar, concentrándonos en nuestra respiración y reposando la mente, con el objetivo de reequilibrar el cuerpo tanto a nivel físico como espiritual.
El shiatsu, un beneficioso complemento terapéutico
El nombre Shiatsu, está formado por dos sílabas, shi, que quiere decir “dedos” y atsu, que quiere decir “presión”, las cuales nos dan ya la idea sobre la que se fundamenta este tipo de masaje; tratar de aliviar y curar enfermedades con la presión de los dedos.
Pero el Shiatsu no solo utiliza los dedos, sino también las manos, codos y pies, dependiendo de la fuerza que se quiera realizar y de la parte del cuerpo que se desee tratar.
Los puntos en los que se ejerce la presión, denominados Tsubos, se encuentran situados a lo largo de canales o meridianos, y su influencia alcanza a múltiples aparatos, órganos y sistemas del organismo, más allá de los músculos y las articulaciones, zonas propias del masaje clásico.
El masaje shiatsu se empezó a desarrollar en Japón entre los años 1900 y 1910, partiendo de unos métodos tradicionales chinos llamados do-in y anma. El primero de estos métodos curativos, el do-in, está directamente inspirado en el yoga indio, y el segundo anma, se parece mucho al método que se identifica con el masaje clásico.
Al combinarse estos dos métodos curativos, cuyos beneficiosos resultados se remontan a muchos siglos, dieron lugar al shiatsu, creando así una nueva forma de aplicación de los antiguos métodos de la medicina oriental.
El shiatsu ha adquirido gran popularidad en occidente, a la vez que el método científico y los conocimientos sobre anatomía y fisiología propios de la medicina occidental han influido en gran medida sobre su práctica.
En el interior de nuestro cuerpo hay un lugar determinado donde reside la energía esencial, a la que los japoneses llaman hara y que se supone situado a unos 4 cm por debajo del ombligo.
Y es un hecho comprobado que todos los estados patológicos mejoran si se estimula la circulación de la sangre, y del líquido linfático, reacción que, precisamente, se ve promovida por el masaje shiatsu.
Si realmente existiera un secreto para el bienestar, esta sería la serenidad y el bienestar que aporta un masaje de este tipo por mediación del contacto físico hecho con manos amables, con lo que ayuda a sentirse más felices y sanos tanto a niños como a adultos.
El shiatsu ejerce tres efectos sobre el Chi:
-Elimina los bloqueos de su flujo.
-Mejora la falta o el exceso de Chi.
-Mejora los desequilibrios de su flujo.
Las manipulaciones de los puntos en los que se han detectado desequilibrios o bloqueos puede producir inicialmente dolores o molestias, por lo que las personas que vayan a someterse a este tipo de masajes es bueno que sean advertidas convenientemente. Sin embargo, no es preciso asustarse, el dolor es local y pasajero, mientras que los efectos beneficiosos son generales y duraderos.
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