5 importantes nutrientes consumidos alrededor del mundo
China- Ginseng
En China, utilizan la raíz entera y el extracto de la planta del ginseng así que consiguen todas las ventajas de los compuestos naturales del ginseng y de sus ingredientes activos más potentes. El ginseng se clasifica como un «adaptógeno». Los adaptógenos son sustancias naturales que ayudan a regular las hormonas ya impulsar el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a reequilibrar y lidiar con el estrés persistente. El ginseng puede aumentar la energía, la claridad mental y la resistencia al estrés.
Cuba – Guayaba
La guayaba es una de los postres más habituales de la isla caribeña. Esta costumbre parece beneficiar a la presión arterial. En un estudio controlado de 120 pacientes con presión arterial alta, 61 pacientes comieron una guayaba cada día antes de una comida y los otros 59 no hicieron cambios en su dieta. Después de 12 semanas, los pacientes que comieron la guayaba diaria, tuvieron una reducción media de su presión arterial sistólica de nueve puntos, y su presión diastólica bajó ocho puntos.
El jugo de guayaba también se ha demostrado que reduce los niveles de azúcar en sangre de forma significativa. Siendo aconsejable vigilar los niveles de insulina, en caso de consumir diariamente, por si es necesario reducir la dosis.
Gambia – Papaya
Médicos pediatras en Banjul, Gambia, han descubierto que la pulpa de papaya es un excelente remedio contra las quemaduras. Esta contiene enzimas proteolíticas como la papaína y la quimopapaína, que ayuda a eliminar el tejido muerto, ayudando a mantener la herida limpia y prevenir las infecciones. Esta capacidad única también explica por qué se ha utilizado durante siglos para eliminar con éxito las verrugas y otras imperfecciones de la piel.
México – Semillas de Chía
El aceite de chía tiene la mayor proporción de ácidos grasos omega-3 de cualquier planta conocida. Tiene una larga historia de uso entre las culturas azteca y maya. Es rica en antioxidantes. Además, es una buena fuente de proteína y calcio, baja en sodio, contiene menos carbohidratos netos que otros granos, y es una excelente fuente de fibra soluble e insoluble.
Japón – Té verde
En Japón, el té verde es la bebida que más se consume, con una media de entre 8 y 10 tazas al día. Los polifenoles del té verde promueven niveles normales de colesterol e inhiben la agregación plaquetaria. Los estudios han demostrado que beber té verde puede ayudar a tratar y prevenir varias condiciones de salud, incluyendo el acné, la osteoartritis, el agrandamiento de la próstata, así como, reducir el riesgo de cánceres de colon, mama, ovario, próstata y pulmón. Impulsa el sistema inmunológico y ayuda al cuerpo a combatir la infección.
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Cómo la microbiota intestinal mejora la salud inmunológica
Como es de esperar, nuestra microbiota intestinal desempeña funciones específicas que mejoran nuestra capacidad de digerir, absorber y eliminar los alimentos que comemos ; sin embargo, los beneficios de las bacterias intestinales se extienden mucho más allá de la digestión.
Uno de los beneficios no digestivos más conocidos de las buenas bacterias intestinales es un sistema inmunológico más fuerte. Esto sucede de varias maneras, pero generalmente es el resultado de la capacidad de nuestra microbiota de prevenir que los organismos patógenos se apoderen de nuestros cuerpos.
Como un subproducto natural de su propio metabolismo, los microbios que viven con nosotros producen sustancias que nuestros cuerpos utilizan para fortalecer nuestras defensas contra las bacterias, la levadura y otros organismos invasores. Las investigaciones han demostrado, por ejemplo, que las bacterias que recubren los intestinos refuerzan la barrera que impide que los patógenos salgan del tracto gastrointestinal y penetren en el cuerpo. Esto es particularmente importante en el intestino grueso, donde la materia fecal se acumula antes de ser excretada. Sin una fuerte barrera en esta zona, las toxinas de las heces pueden ser reabsorbidas, lo que representa una carga adicional para nuestro sistema inmunológico. Es lo que sucede en el síndrome de intestino permeable.
Este mecanismo de protección depende de un ácido graso conocido como butirato o ácido butírico, que es producido por las especies de bacterias intestinales Lactobacillus y Bifidobacterium. Una de las principales funciones del butirato es promover el crecimiento de las membranas mucosas que recubren los intestinos y aumentar la producción de moco. Esta mucosa alinea y protege las paredes de los intestinos y se desprende constantemente llevándose patógenos con ella.
Las bacterias buenas también apoyan la salud inmune al mantener el tracto digestivo a un nivel de pH en el que es difícil, si no imposible, para las bacterias indeseables, tales como la salmonella (que provoca intoxicación alimentaria), shigella (que causa diarrea), y E. coli (que puede causar enfermedad intestinal y insuficiencia renal crónica), tomar raíces y crecer. La flora intestinal sana también produce un ácido graso volátil que, junto con otros subproductos, hace que sea difícil para el hongo y la levadura sobrevivir.
Por último, la microbiota también ayuda a mantener un tránsito intestinal regular. Cuanto más corto sea el tiempo de tránsito del intestino, menos oportunidades hay para que las toxinas sean reabsorbidas en nuestro torrente sanguíneo.
Para realizar un diagnóstico del estado del sistema inmunitario intestinal, la mucosa intestinal así como la existencia de bacterias, virus o parásitos, dispones del kit de testaje básico o básico ampliado.
Ondas alfa y beta: ¿Cómo dominar la energía eléctrica de nuestro cerebro?
Nuestro cerebro se compone de miles de millones de células cerebrales llamadas neuronas, que utilizan la electricidad para comunicarse entre sí.
La combinación de millones de neuronas que envían señales a la vez produce una cantidad significativa de actividad eléctrica en el cerebro, que puede detectarse utilizando equipos médicos sensibles, como un electroencefalograma.
Esta actividad eléctrica del cerebro se percibe como un patrón de ondas cerebrales, debido a su naturaleza cíclica (ondulatoria)
Las ondas Beta corresponden al patrón de onda cerebral más común. Las ondas cerebrales beta se producen cuando estamos completamente despiertos, alerta, activos. Son las ondas que se activan ante el estado de lucha-huida percibido por nuestro cerebro. El hemisferio izquierdo (racional) es el que permanece más activo. Cuando la actividad de la onda beta se vuelve muy intensa, nuestros hemisferios cerebrales se desincronizan.
El estado beta se requiere para funcionar correctamente en la vida cotidiana, sin embargo, un aumento de la frecuencia de onda perjudica nuestra lucidez y capacidad resolutiva así como el aprendizaje.
Las ondas Alfa, tienen una frecuencia más baja. El estado se genera cuando nuestros pensamientos no están realmente concentrados y nuestras mentes vagan libremente. Estamos en un estado relajado, meditativo o soñando despiertos. También experimentamos las ondas cerebrales alfa cuando estamos sumergidos en actividades cotidianas como podar el jardín, tomar una ducha o pasear. Las ondas alfa se consideran el puente entre la mente consciente y la subconsciente.
Podemos entrenar nuestro cerebro para cambiar el tipo de ondas cerebrales mediante el aprendizaje de meditación y técnicas de relajación.
En general, solemos estar a un ritmo cerebral beta, es decir, en un estado de alerta, preparados para generar respuestas, soluciones o reacciones.
Las frecuencias de ondas beta oscilan entre 13 y 60 pulsos por segundo en la escala Hertzio. El estado beta se caracteriza por sentirnos agitados, tensos, apresurados, presionados, con miedo y estresados.
Cuando alteramos nuestro ritmo cerebral a alfa, estamos reduciendo nuestras ondas cerebrales. El beneficio de esto es que nos ponemos en el estado ideal del cerebro para un rendimiento óptimo y de aprendizaje.
Somos más eficientes analizando situaciones complejas, aprendiendo nueva información, memorizando datos, y realizando tareas elaboradas,
Algunas formas de meditación, ejercicios de relajación y actividades que permiten una sensación de calma, también crean naturalmente este estado alfa.
De acuerdo con los neurocientíficos, el efecto de disminuir el ritmo cerebral de beta a alfa a través de técnicas de relajación profunda cambia los niveles de ciertos químicos cerebrales beneficiosos.
Los estudios muestran que los estados alfa aumentan significativamente los niveles de beta-endorfina, norepinefrina y dopamina. Estos productos químicos naturales están vinculados a sentimientos de claridad mental expandida y generan un ambiente interno para el nuevo aprendizaje y el acceso a la información previamente aprendida. Este efecto positivo nos dura horas e incluso días.
La Kombucha: 7 Propiedades demostradas por la ciencia
El té fermentado conocido como kombucha se originó en China en el siglo III aC. Luego se dio a conocer en Rusia, India y Japón, donde se convirtió en un elemento básico entre los guerreros samurái.
La Kombucha se elabora a partir del té verde, negro o blanco. Se fermenta durante al menos una semana con azúcar y un cultivo de hongos que consiste en una mezcla de bacterias y levaduras. Es una bebida probiótica con bacterias útiles que apoyan la digestión y el sistema inmunológico. También contiene enzimas, aminoácidos, antioxidantes y polifenoles.
Recientemente, los investigadores de la Universidad de Letonia reunieron 75 estudios que atestiguan las propiedades probadas para la salud de la kombucha. Citaremos algunas de ellas:
Desintoxicante
Contiene cantidades sustanciales de ácido glucurónico, conocido por su capacidad desintoxicante. Se combina con toxinas tales como productos farmacéuticos y contaminantes ambientales, los convierte en compuestos solubles y así el cuerpo puede excretarlos. También ayudar a prevenir de la absorción de toxinas por los tejidos.
Antioxidante
La Kombucha contiene abundantes antioxidantes, incluyendo vitaminas E, C, beta-caroteno y otros carotenoides. Al igual que el té negro, también contiene polifenoles y otros compuestos con poderes antioxidantes. Pero, al estar fermentado, es mucho más poderoso que el té normal. Su actividad antioxidante se ha encontrado que es 100 veces mayor que la vitamina C y 25 veces mayor que la vitamina E. Por eso, beber Kombucha puede ayudar a curar enfermedades crónicas causadas por el estrés oxidativo.
Inmunidad
El estrés oxidativo suprime el sistema inmunológico pero los altos niveles de vitamina C que contiene, apoyan la inmunidad. Su poder antioxidante también protege contra el daño celular, las enfermedades inflamatorias, la inmunidad suprimida y los tumores.
Enfermedades gástricas
Se ha demostrado que cura eficazmente la ulceración gástrica. Los investigadores creen que el té fermentado protege el contenido de mucina del estómago. Su actividad antioxidante también protege el revestimiento del intestino.
Además, reduce la secreción de ácido gástrico que puede dañar la membrana mucosa. De hecho, se ha encontrado tan eficaz como el omeprazol pero sin efectos secundarios.
Toxicidad renal
Puede ayudar a eliminar el daño renal causado por contaminantes ambientales, siendo beneficioso para los pacientes que sufren de insuficiencia renal. Previene la calcificación en el riñón y la formación de cálculos renales.
Sistema nervioso
Contiene varios aminoácidos, alcaloides de metilxantina (cafeína, teofilina y teobromina), ácido ascórbico (vitamina C) y vitaminas B (incluido ácido fólico-B9), necesarios para el metabolismo normal del sistema nervioso. Puede ayudar con dolores de cabeza, nerviosismo y prevención de la epilepsia. También puede prevenir la depresión en los ancianos.
Infecciones resistentes a los antibióticos
Antibacteriano con propiedades para combatir enfermedades infecciosas como la difteria, la escarlatina, la gripe, la fiebre tifoidea, la fiebre paratifoidea y la disentería. Su alta acidez total lo hace efectivo contra Helicobacter pylori, Salmonella typhimurium, Staphylococcus aureus y Bacillus cereus.
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