Consumo de proteína y enfermedad cardiovascular

En contra de la teoría clásica de que las calorías no ingeridas se almacenan solo en forma de grasa, sean hidratos de carbono, grasas o  proteínas,  el exceso de proteínas y su acumulación es el principal factor de inflamación y enfermedad cardiovascular. Cuando ocurre esto el organismo deriva las proteínas no asimiladas a las membranas basales de las paredes capilares y a los tejidos conectivos que rodean a la célula.

El resultado es un engrosamiento de las paredes de los vasos sanguíneos, lo perjudica su función que es la de hacer llegar oxígeno, agua y nutrientes a la célula y retirar los productos de desechos del metabolismo celular. Esto se comenta en el artículo del Blog Kinepharma de 23 de julio 2014 “El espesamiento de la sangre”.

Los análisis del tejido conectivo de personas obesas han demostrado que no solo tienen un exceso de grasas sino también grandes cantidades de densa fibra de colágeno (por ello siempre decimos el enorme error que supone la suplementación a través de colágeno, por el contrario el silicio sería lo adecuado, ya que en caso de exceso es eliminado por la orina).

Esta acumulación continua de proteína en los vasos acaba dañándolos y provocando la consiguiente respuesta defensiva: la inflamación. En un estudio pionero publicado en el New England Journal of Medicine en 2002 médicos de Brigham y Boston, demostarron que una simple prueba de sangre denominada Proteína C-reactiva, PCR permitirá predecir que pacientes son susceptibles de sufrir un infarto de miocardio o un derrame cerebral. Pero cuidado en el análisis de PCR, ya que esta proteína se multiplica hasta por diez cuando se está combatiendo una gripe o un resfriado.

Añadiríamos que si además utilizamos la variable de la homocisteina, el análisis sería mucho más completo. Esta sustancia favorece la formación de pequeños coágulos que dan lugar a las lesiones de las arterias ya que es fruto del metabolismo normal del aminoácido metionina que abunda en  las carnes rojas y los productos lácteos.  Blog Kinepharma, 11 diciembre de 2013 “Ampolla de Homocisteina”.

Por tanto si se consumen regularmente grandes cantidades de proteínas animales, como carne de cerdo, vaca y pollo, pescado, huevos, leche, queso, etc. la capacidad del organismo para descomponer y eliminar con seguridad toda la proteína u homocisteína se ve cada vez más mermada. No hay que olvidar que estos restos de proteina se unen a los más de 30 millones de celulas que mueren cada día en nuestro organismo y estas están compuestas en su mayor parte por proteinas y grasas.

Puesto que el consumo excesivo de proteína espesa la sangre, incrementa el riesgo de que se formen coágulos, el cuerpo se ve obligado a almacenar la proteína sobrante. Una vez agotada la capacidad de almacenamiento de estas membranas en los vasos, si se mantiene el consumo excesivo de proteína animal, el cuerpo empieza a almacenarlo en las paredes de las arterias.

Ahora es cuando las principales arterias coronarias se tornan más gruesas y sufren lesiones y pierden eficacia. A medida que se destruyen y cortan el suministro de oxígeno al corazón, el individuo respira con dificultad y puede sentir dolor y adormecimiento de las extremidades, pudiéndose producir un infarto de miocardio en cualquier momento. De este modo el almacenamiento de la proteína sobrante en el cuerpo es como una bomba de relojería que puede saltar en cualquier momento y realmente esto ocurre ya que nuestros hábitos alimentarios van por ese camino, por eso las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en occidente.

Por eso el ayuno cada vez va tomando mayor protagonismo en la detoxificación del organismo. El hecho de dejar de comer un día o dos, o simplemente no tomar proteinas durante unos días, o de forma generalizada en una de las tres comidas, como la cena (permite estar toda la noche eliminando su exceso), ayuda al cuerpo a eliminar los restos de proteina e incluso reutilizar la misma una vez conseguido el proposito de equilibrar su exceso. Esto se notará en una mayor calidad de vida, mayor longevidad y menos enfermedades cardiovasculares.

Para el testaje utilizaríamos las ampollas de PCR y homocisteina, teniendo en cuenta que la primera aunque muy significativa en la detención de futuros problemas cardiovasculares hay que usarla como hemos dicho anteriormente, siempre fuera de procesos infecciosos como gripes o catarros. Ambas ampollas las podemos encontrar en un kit de enfermedades del sistema circulatorio.

Ángel Salazar (angelsalamag@gmail.com).

Kinepharma.

 

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