Inflamación y cáncer
En 1863 el Doctor alemán Rudolf Virchow, considerado padre de la patología actual, observó que muchos pacientes desarrollaban cánceres justo donde antes habían sufrido un golpe o donde habían tenido un pequeño trauma, provocado por el roce o por una herramienta. Su investigación al microscopio le indicaba que esos cánceres contenían también muchos glóbulos blancos.
Esto le llevó a plantar la hipótesis de que el cáncer fuera quizás el intento fallido del organismo de reparar una herida. Esta idea no la tomó nadie en serio en esos años. Pero en 1986 el profesor Harold Dvorak profesor de patología de Harvard, retomo aquella hipótesis en su artículo “Tumores: heridas que no curan” (Tumors: wounds that do not heal). En ese artículo este profesor demostró que los mecanismos que interviene en los procesos inflamatorios y en los cánceres son asombrosamente muy parecidos. También demostró que uno o más de cada seis cánceres están relacionados directamente con una inflamación crónica.
Hoy en día sabemos que esto es así y que por ejemplo el cáncer de colon están asociados a procesos inflamatorios intestinales o el de cuello de útero con la inflamación que produce la infección por el virus del papiloma y así muchos otros ejemplos, pero además sabemos que la célula cancerosa necesita generar inflamación para mantener su crecimiento y esto ocurre mediante la fabricación por parte de estas células, de sustancias altamente inflamatorias que se generan también durante el proceso normal de reparación de heridas como son las citoquininas, las prostaglandinas y los leucotrienios. Estas sustancias actúan como “fertilizantes” en la extensión de los cánceres.
Vemos que al utilizar mecanismos naturales en la célula en cierta medida se engaña al sistema inmunitario, entrándose en un círculo vicioso, por tanto cuanto mayor es el cáncer mayor es la inflamación que causa, esto está hoy en día perfectamente comprobado.
Como medimos la inflamación
Si seguimos esta pista que nos da la inflamación, podríamos medir el riesgo de padecer cáncer, esto aunque hoy en día no se hace así en la mayoría de los hospitales, si se lleva a cabo en algunos como en el hospital de Glasgow en Escocia, en donde llevan desde los años 90 midiendo los factores inflamatorios para calcular este riesgo y es una medida relativamente sencilla ya que comprueban los niveles de PCR (Proteina C-reactiva) y Albumina. Niveles por encima de 10mg/l en PCR aumentan el riesgo de cáncer, al igual que niveles de albúmina por debajo de 35 g/l.
Por tanto si tenemos esto en cuenta y sabiendo que en un testaje de inflamaciones, se dispone de la ampolla de PCR podremos incorporarla al testaje de esta patología, lo que nos dará un refuerzo adicional a nuestro diagnóstico.
No obstante, sabemos que el factor NF-kappaB presente en nuestro kit de testaje de inflamaciones se considera es un factor único proinflamatorio secretado por las células tumorales, es decir es una sustancia fundamental sin la cual los cánceres se volverían mucho más frágiles. Quizás sea por ello por lo que la mayor parte de los agentes anticancerígenos actúan inhibiendo ese factor que actualmente se reconoce como la sustancia más proinflamatoria que existe.
Por tanto creemos que no solo en diagnóstico sino en prevención debemos usar estas ampollas ya que estaremos midiendo el riesgo de padecer esta enfermedad, no nos hará falta comprobar con la ampolla de microcáncer o macrocáncer que ya es demasiado tarde, podremos prevenir este proceso antes de que ocurra, vigilando el proceso inflamatorio. Esto complementa lo visto ya en nuestro artículo de 28 de diciembre de 2012: “Los tres aspectos fundamentales a testar en cáncer”, en donde se instaba a confirmar el diagnóstico de cáncer testando el proceso inflamatorio, el PH y la oxigenación celular.
La buena noticia es que hay muchos métodos naturales de bloquear la acción inflamatoria de esta sustancia clave:
- Dieta sana, con productos antiinflamatorios
- Control del estrés
- Deporte moderado
- Oxigenación
- Alcalinización del organismo.
Todo en pos de ejercer una labor disuasoria y preventiva de este problema tan extendido y del cual, como siempre se ha dicho es mejor prevenir que curar, pero en este caso más aún por su gravedad.
Este artículo se basa en gran medida en el libro “Anti Cáncer” del Dr. David Servan-Schreiber
Ángel Salazar
Kinepharma.
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