Ene 20, 2020

El papel de la microbiota en la prevención de la esclerosis múltiple

Microbiota

Estudios recientes siguen verificando la importancia de la microbiota intestinal en relación al desarrollo y prevención de ciertas enfermedades. En este sentido, se ha descubierto una conexión entre la composición de la microbiota y algunas enfermedades inflamatorias del sistema nervioso central como, por ejemplo, la esclerosis múltiple.

Qué es la microbiota y a qué se debe su importancia

Llamamos microbiota intestinal a las bacterias que conviven con nosotros en el organismo sin generarnos daño alguno. Este ecosistema de bacterias es específico en cada persona. Es más, se ha llegado a comprobar que hasta puede ser diferente entre los miembros de una misma familia. Es como nuestro ADN intestinal. Esta microbiota empieza a formarse en el momento en que nacemos. El bebé entra en contacto con la microbiota materna que se va desarrollando posteriormente junto con la lactancia y hasta llegar a la edad adulta.

La importancia que se le atribuye a la microbiota se debe a su gran papel para el desarrollo del sistema inmunológico. Muchos expertos consideran a la microbiota intestinal como nuestro segundo código genético, atribuyéndole así la responsabilidad en la predisposición a ciertas enfermedades.

esclerosis múltiple

Relación de la microbiota y la esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune y neurodegenerativa. Un estudio reciente realizado sobre pacientes de Esclerosis Múltiple ha demostrado que las personas diagnósticadas con esclerosis tienen la microbiota intestinal desequilibrada en su composición, en comparación con personas no enfermas de EM.

Parece ser que este desequilibrio es el responsable de favorecer la aparición de aquellas cepas capaces de promover los procesos de activación inflamatoria. Asimismo, otros estudios han revelado que la alteración de la microbiota intestinal disminuye la actividad de las células Treg. Un tipo de células que se encuentran en el sistema inmune atenuando su respuesta inflamatoria.

En resumen, la propia alteración de la microbiota podría utilizarse como terapia para reducir los efectos y la progresión de la esclerosis múltiple. Para ello, se están utilizando tratamientos basados en:

  • Probióticos.
  • Antibióticos específicos.
  • Trasplantes de microbiota fecal procedente de un donante sano.
  • Suplementos dietéticos.

Lo cierto es que la modificación de la microbiota intestinal es una investigación aún por desarrollar al 100%, pero, según los expertos, con un futuro realmente prometedor. Por ahora, todo el trabajo se centra en la comparación del perfil microbiano de personas con Esclerosis múltiple y personas sanas para tratar de averiguar cuál es el perfil de microorganismos que contribuye al estado inflamatorio de los pacientes con esclerosis múltiple.

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