Las dosis infinitesimales y los 8 principios de la Homeopatía
De la misma manera que el sol puede producir gran cantidad de reacciones bioquímicas en los seres vivos, y aunque sus rayos carecen de materia, es decir, solo transportan energía, provocan efectos tanto físicos como emocionales en la persona.
Conocemos su capacidad de incrementar la producción de melanina en la piel y ponernos morenos, o de aumentar la producción de ciertos neurotransmisores y producir un efecto antidepresivo.
Y, todo ello sin que los rayos solares contengan ningún principio químico que influya en nuestro organismo.
Pues bien, así actúan las dosis homeopáticas, con una cantidad de materia tan extraordinariamente pequeña casi imperceptible, pero que aún así, tiene la capacidad física de provocar reacciones biológicas en cualquier ser vivo, sea persona, animal o planta.
A esta dosis de sustancias químicamente activas, tan ínfimamente pequeñas, las llamamos dosis infinitesimales.
La homeopatía cuenta con 8 principios básicos que regulan esta disciplina.
1 El Principio de Similitud: “Similia Similibus Curentur» que quiere decir» lo similar se cura con lo similar”.
2 La Fuerza Vital: Se refiere a la energía que rige las funciones vitales de cada individuo.
3. La Vix Medicatrix: Es la fuerza autocurativa de la propia naturaleza, que siempre tiende a mantener la integridad del individuo. La naturaleza, nuestro organismo sufre desequilibrios (enfermedades) y la función de la homeopatía así como de toda la medicina natural es ayudar al organismo a que su propia naturaleza recupere el equilibrio por sí sola.
4. La individualidad morbosa: Cada ser vivo sufre las enfermedades de un modo particular.
5. La individualidad medicamentosa: Es la prescripción de un medicamento individual según los síntomas que tiene cada enfermo.
6. Experimentación pura: Es el estudio de los síntomas que provoca una sustancia y la demostración de su capacidad curativa.
7 La dosis mínima: referente a la dosis, en muy bajas concentraciones, de los medicamentos homeopáticos.
8. Los miasmas: son enfermedades crónicas, así como la herencia y las tendencias individuales a sufrir cierto tipo de enfermedades.
El Principio de Similitud afirma que lo semejante puede curar lo semejante. Es decir, toda sustancia capaz de producir ciertos síntomas al individuo sano, también es capaz de curarlos en el enfermo que los presenta.
Un ejemplo lo tendríamos en el efecto que produce una cebolla en las mucosas cuando la cortamos. Nos sobreviene un goteo nasal y lagrimeo, semejante a los síntomas del resfriado común. Por esta razón, la cebolla “Allium cepa”, en dosis homeopáticas, es uno de los medicamentos homeopáticos habituales para tratar el resfriado común.
El principio de la dosis mínima en Homeopatía, es de gran importancia, ya que de ello depende la eficacia del medicamento. Consiste en determinar la cantidad mínima de sustancia, capaz de provocar la reacción deseada en el individuo.
Los medicamentos homeopáticos se elaboran a partir de cualquier sustancia de origen animal, vegetal, mineral o de síntesis que, preparada de un modo específico y siguiendo estrictos procesos de dilución y dinamización, demuestra un potencial terapéutico.
Aproximadamente el 40% de los medicamentos homeopáticos son de origen vegetal, el 10% de origen animal y un 50% de origen mineral, químico, etc.
Mediante unos protocolos bien definidos de sucesivas diluciones y agitaciones, las toxinas de las sustancias utilizadas tras el proceso de elaboración se vuelven inofensivas.
Posteriormente estos medicamentos se impregnan en un excipiente de azúcar láctico inerte, de tamaño y formas distintas, según sean glóbulos, gránulos comprimidos, o en algunos países en forma de azucarillo.
Realizando un test de Homeopatía podemos determinar qué medicamento homeopático va bien y en qué dosis necesitamos tratar a nuestro paciente.
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