Relación entre el Segundo Chakra y nuestra capacidad de ser felices en la vida
El segundo chakra está localizado en el abdomen inferior, entre el ombligo y los genitales, es decir, la zona del sacro. Su nombre sanscrito es Svadisthana, que significa dulzura.
Rige los órganos sexuales, la vejiga, el sistema circulatorio, la próstata, el útero, las gónadas, los ovarios y los testículos. Es el centro energético del placer, la sensualidad, la nutrición, la sexualidad, la receptividad, las emociones, el movimiento y el cambio.
El color que se ha relacionado con este chakra es el naranja, el color de la sensualidad, las emociones y la nutrición.
Mientras que en el primer chakra “muladhara” nos referíamos a la necesidad de supervivencia, al hambre, (trabajo, familia, entorno) como aquellas necesidades que nos conectan a la tierra. El segundo chakra, “Svadisthana”, se refiere a la sed, encaminándose hacia lo espiritual.
La sed está vinculada con el agua. El lugar en el que se encuentra, la pelvis, se compara de forma metafórica con un estanque, y es que, el chakra sacral es la fuente de nuestra energía sexual y de la creatividad. Sólo cuando la persona se pone en contacto con su creatividad se ve invadida por la sed espiritual, puesto que es cuando la persona empieza a preguntarse; “¿Quién soy yo?”.
El agua se relaciona con el inconsciente, la emoción, la transformación y el lado femenino del cerebro, el hemisferio derecho. Además, regula los líquidos del cuerpo a través del sistema circulatorio y la vejiga.
Se relaciona también con la luna, principio femenino por excelencia, representando la creatividad y la energía que eleva a la humanidad desde la supervivencia (primer chakra) a la alimentación del alma.
Por tanto, con este chakra subimos un nivel más, desde la supervivencia al placer, es decir, de lo más básico (alimentarnos, sentido de identidad con el entorno, familia, etc.) a encontrar el sentido a la vida, encontrar como individuo aquello que te hace que la vida merezca ser vivida.
Svadisthana nos permite saborear la vida, saborear la comida. Mientras que el primer chakra considera la comida como mero recurso de supervivencia, el segundo chakra le da la facultad de disfrutar del placer, del sabor. Saborear nos conecta con las otras funciones de este chakra: la sensualidad, la emoción, la creatividad, la sexualidad.
Un magnífico ejemplo de lo que representa este chakra, lo encontramos en la novela “Como agua para el chocolate” donde una apasionada historia de amor se hila a través de recetas de cocina, con sus olores y sabores.
Así pues, desde el segundo centro energético, nos abrimos al placer, alegrándonos de estar vivos, tras la supervivencia somos capaces de amar la vida. Nos enseña a agradecer y a ponerle una sonrisa a cuanto acontece en nuestras vidas, sea maravillo o doloroso, porque entiende que todo lo que ocurre nos acerca más al camino hacia nuestro plan divino.
Una forma ideal de trabajar este chakra, consiste en imaginarnos que nuestro cuerpo sonríe. Cada mañana, antes de levantarnos de la cama, imaginarnos que nuestros ojos, nuestra boca, nuestros pulmones, y demás órganos y células de nuestro cuerpo sonríen, con independencia de si llueve, si estamos cansados, tristes o enfadados. Imaginarnos nuestro cuerpo lleno de alegría, nos ayuda a revitalizarnos, activando y equilibrando el chakra sacral.
También para comprobar si debemos trabajar en este chakra o en cualquier otro, podemos utilizar un kit de gemas con los mandalas de cada chakra y utilizarlo en nuestro test kinesiológico o bien pasar un péndulo sobre cada uno de los chakras y comprobar si indica algún desequilibrio.
Analía Iglesias (analia@sibuscas.com)
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