¿Puede la kinesiología aplicada regular nuestro reloj interno?
Al hablar de ritmos biológicos o biorritmos, nos referimos a ese reloj interno que todos los seres vivos poseemos y que nos permite seguir un ritmo constante de actividad para mantener la homeostasis o el equilibrio en el funcionamiento interno de nuestro organismo.
Existe un ritmo diario, semanal y anual que nos regula sin que seamos conscientes de ello. Sin embargo, romper con la regularidad de este reloj interno, puede causarnos a largo plazo, serios trastornos a nivel físico o psíquico.
Personas que por su tipo de trabajo, viajan a menudo y están sometidos a continuos cambios de horario o personas que cambian de turno de trabajo cada semana o cada mes, pueden acabar descontrolando a su reloj interno y dar lugar a ciertos problemas de salud.
Estos trastornos pueden ser de índole muy diversa; síntomas de fatiga, desorientación e insomnio, desórdenes psiquiátricos y neurológicos, así como trastorno bipolar y algunos desórdenes del sueño, y hasta degenerar en posibles patologías viscerales que a largo plazo pueden conllevar a consecuencias adversas multisistémicas.
Este ritmo biológico nos indica cuándo es momento de reposar y cuando debemos ponernos en marcha, o lo que es lo mismo, cuando debemos dormir y cuando empezar la actividad.
Nuestro sistema nervioso se encarga de detectar los cambios de luz a lo largo del día, dando la orden a nuestra glándula pineal de secretar melatonina al detectar la oscuridad.
Todos los seres vivos, seguimos un ritmo interno. Las plantas abren sus flores cuando amanece y se cierran al oscurecer, retirando gran parte de las sustancias contenidas en sus partes visibles hacia las raíces o a los bulbos durante la noche. Los animales, como por ejemplo las aves migratorias siguen unos ciclos exactos y precisos en sus migraciones anuales.
Así pues, nosotros, también, debemos saber escuchar a nuestro reloj interno, y ofrecernos un periodo de descanso cuando sea necesario. Con ello, recuperaremos la energía consumida y permitiremos que nuestro sistema siga funcionando correctamente.
Y, es que, por mucho que nos empeñemos en forzar nuestra maquina, nuestra energía no es ilimitada y al igual que nuestro coche necesita repostar, nosotros requerimos de un descanso semanal y anual mediante el cual podamos aminorar el curso de incesante actividad y descansemos ya sea física o mentalmente.
Si rompemos este ritmo natural, el cuerpo nos exigirá de una u otra forma que volvamos a él, ya sea mediante la fatiga o mediante alguna patología.
La kinesiología aplicada entiende que existe una relación entre los músculos, los órganos y los meridianos de acupuntura. Dicha vinculación, nos permite conocer al realizar el test de un músculo concreto, tanto el estado de debilidad o fortaleza de ese músculo como el del órgano y meridiano asociado.
Pues bien, la kinesiología aplicada es una estupenda herramienta para restituir la energía de aquellos órganos y meridianos que han dejado de seguir el ritmo biológico y no están funcionando en simbiosis con el resto de órganos.
El cuerpo en un intento de optimizar la energía disponible y aportar toda la necesaria para cada uno de los órganos, cuenta con el llamado ritmo circadiano periférico o de los órganos. Este ritmo, se refiere al horario natural preestablecido de mayor actividad para cada uno de los órganos de nuestro cuerpo.
Este ritmo circadiano periférico, es el que da lugar y sentido a la rueda muscular con la que se trabaja la kinesiología aplicada.
Analía Iglesias (analia@sibuscas.com)
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