Ondas alfa y beta: ¿Cómo dominar la energía eléctrica de nuestro cerebro?
Nuestro cerebro se compone de miles de millones de células cerebrales llamadas neuronas, que utilizan la electricidad para comunicarse entre sí.
La combinación de millones de neuronas que envían señales a la vez produce una cantidad significativa de actividad eléctrica en el cerebro, que puede detectarse utilizando equipos médicos sensibles, como un electroencefalograma.
Esta actividad eléctrica del cerebro se percibe como un patrón de ondas cerebrales, debido a su naturaleza cíclica (ondulatoria)
Las ondas Beta corresponden al patrón de onda cerebral más común. Las ondas cerebrales beta se producen cuando estamos completamente despiertos, alerta, activos. Son las ondas que se activan ante el estado de lucha-huida percibido por nuestro cerebro. El hemisferio izquierdo (racional) es el que permanece más activo. Cuando la actividad de la onda beta se vuelve muy intensa, nuestros hemisferios cerebrales se desincronizan.
El estado beta se requiere para funcionar correctamente en la vida cotidiana, sin embargo, un aumento de la frecuencia de onda perjudica nuestra lucidez y capacidad resolutiva así como el aprendizaje.
Las ondas Alfa, tienen una frecuencia más baja. El estado se genera cuando nuestros pensamientos no están realmente concentrados y nuestras mentes vagan libremente. Estamos en un estado relajado, meditativo o soñando despiertos. También experimentamos las ondas cerebrales alfa cuando estamos sumergidos en actividades cotidianas como podar el jardín, tomar una ducha o pasear. Las ondas alfa se consideran el puente entre la mente consciente y la subconsciente.
Podemos entrenar nuestro cerebro para cambiar el tipo de ondas cerebrales mediante el aprendizaje de meditación y técnicas de relajación.
En general, solemos estar a un ritmo cerebral beta, es decir, en un estado de alerta, preparados para generar respuestas, soluciones o reacciones.
Las frecuencias de ondas beta oscilan entre 13 y 60 pulsos por segundo en la escala Hertzio. El estado beta se caracteriza por sentirnos agitados, tensos, apresurados, presionados, con miedo y estresados.
Cuando alteramos nuestro ritmo cerebral a alfa, estamos reduciendo nuestras ondas cerebrales. El beneficio de esto es que nos ponemos en el estado ideal del cerebro para un rendimiento óptimo y de aprendizaje.
Somos más eficientes analizando situaciones complejas, aprendiendo nueva información, memorizando datos, y realizando tareas elaboradas,
Algunas formas de meditación, ejercicios de relajación y actividades que permiten una sensación de calma, también crean naturalmente este estado alfa.
De acuerdo con los neurocientíficos, el efecto de disminuir el ritmo cerebral de beta a alfa a través de técnicas de relajación profunda cambia los niveles de ciertos químicos cerebrales beneficiosos.
Los estudios muestran que los estados alfa aumentan significativamente los niveles de beta-endorfina, norepinefrina y dopamina. Estos productos químicos naturales están vinculados a sentimientos de claridad mental expandida y generan un ambiente interno para el nuevo aprendizaje y el acceso a la información previamente aprendida. Este efecto positivo nos dura horas e incluso días.
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